Últimos titulares destacan una significativa disminución en la influencia de Rusia en Oriente Medio, a pesar de los esfuerzos previos del Presidente Vladimir Putin por reafirmar el poder de Moscú en la región. Los analistas señalan contratiempos como la disminución de la relación con Irán y las consecuencias del régimen de Assad en Siria como factores clave en este cambio. Se informa que el Kremlin está buscando formas de reiniciar su imagen y recuperar terreno perdido, pero su influencia política ahora se considera en un punto bajo. Este cambio marca una reversión dramática de hace solo unos años, cuando Rusia parecía ser un jugador dominante en los asuntos del Medio Oriente. La situación subraya la volatilidad de la política regional y los desafíos que enfrentan las potencias externas que buscan una influencia duradera.
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