En el estado nororiental de Manipur, India, un aumento en la violencia étnica ha resultado en la muerte de seis individuos, incluyendo un civil, en medio de los enfrentamientos continuos entre las comunidades Meitei y Kuki. Este reciente brote de violencia ha provocado un total de 225 muertes y ha desplazado a más de 60,000 personas en un estado con una población de 3.2 millones. El conflicto se intensificó con ataques en los pueblos de Serou, Moljol, Rashidpur y Nungchappi en el distrito de Jiribam, lo que llevó al despliegue de helicópteros y la destrucción de búnkeres de seguridad. Un hombre de 63 años, Yurembam Kulendra Singha, se encontraba entre los fallecidos en la violencia, que vio a presuntos insurgentes Kuki atacando el pueblo de Nungchappi. La continua lucha étnica destaca las tensiones arraigadas y la necesidad urgente de una resolución en Manipur.
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